LIBRO BLANCO DE LA INGENIERÍA INDUSTRIAL hace una exposición clara de lo que, en el entender de sus redactores, es la Ingeniería Industrial y hacia dónde nos debería llevar el Proceso de Bolonia.
Aviso que este documento no es reciente, pero muchas de las aportaciones siguen en vigor.
Un primer dato importante a tener en cuenta, como se observará en las páginas del estudio, es que el título de Ingeniero Industrial no ha tenido ninguna dificultad para obtener el intercambio con distintas Universidades europeas dentro del Programa Erasmus/Sócrates, aunque no tenga un correlato exacto con los títulos académicos de otros países de la Unión Europea. La red T.I.M.E. –Top Industrial Managers for Europe– es un refrendo claro de las dobles titulaciones –título de Ingeniero español y de otro país- obtenidas por los estudiantes de las Escuelas Técnicas Superiores de Ingenieros Industriales.
[bctt tweet=»El Libro Blanco de la #Ingeniería #Industrial lo tenéis disponible al final del artículo.»]
El proceso de convergencia con Europa que trata de establecer el Espacio Europeo de Educación Superior plantea la ciclicidad de los estudios universitarios, con lo que las ingenierías se convertirán en Ingeniería de primer ciclo y de segundo ciclo. Esta ciclicidad, el establecimiento de una formación a largo de toda la vida -‘lifelong learning y el fomento de Ia I+D+i entrañan necesariamente un cambio en el modo de enseñanza, como apunta la Declaración de Bergen: “We note that the efforts to introduce structural change and improve the quality of teaching should not detract from the effort to strengthen research and innovation. We therefore emphasise the importance of research and research training in maintaining and improving the quality of and enhancing the competitiveness and attractiveness of the EHEA.”
Cuando nos encontramos en un momento tan trascendental para la Universidad y, como consecuencia, para la sociedad, propiciado por la adaptación de nuestro sistema universitario al Espacio Europeo de Enseñanza Superior, no se puede olvidar que la I+D+i la deben hacer personas que, al pasar por las aulas universitarias, necesitarán recibir una buena formación básica. No es posible investigar (I), desarrollar (D) e innovar (i) si no se dan los mimbres necesarios en el momento en que la mente está ávida de nuevos conceptos.
Por todo ello, postulamos la existencia de un título, entre otros que se proponen de orientación eminentemente profesionalizante y de menor duración, en el que en los primeros años se proporcione una formación básica importante que de verdad haga posible el lifelong learning en el ámbito de las tecnologías Industriales más avanzadas.
El Proceso de Bolonia nos ha de servir para recapacitar sobre éstos y otros temas. Si queremos una convergencia con Europa, mejorar la Universidad en sus aspectos docentes es quizás la tarea pendiente y no afrontada por las autoridades académicas en toda su profundidad.
Por último, y en otro orden de cosas, dejar constancia de que las grandes reformas exigen medios para poder llevarlas a cabo. Es un gran cambio el que se está solicitando de las instancias universitarias para su adaptación a las necesidades de un mundo globalizado.
El esfuerzo por renovar los procedimientos de enseñanza y la adaptación a lo que se nos está pidiendo no se puede realizar sin financiación. Ya se recuerda en la Declaración de Berlín que “Ministers understand that there are obstacles inhibiting the achievement of these goals and these cannot be resolved by Higher Education Institutions alone. It requires strong support, including financial and appropriate decisions from national Governments and European Bodies.» Por ello, la Administración debe dotar a todas las Universidades de los recursos económicos necesarios para el proceso de integración en el Espacio Europeo de Educación Superior.
La Conferencia de Directores de Escuelas Técnicas Superiores de Ingenieros Industriales no quiere cometer el error irreparable de desaprovechar esta coyuntura para actuar en los muchos ámbitos de mejora.
Así, por ejemplo, urge poner en marcha mecanismos orientados a que la duración de los estudios coincida con la establecida para la carrera, a que la formación del alumnado tenga el nivel adecuado y sea innecesario implantar cursos de nivelación previos y a evitar la desmotivación docente de cierto sector del profesorado, lo que sin duda conduce al fracaso masivo en determinadas asignaturas.